domingo, 17 de octubre de 2010

Behind green eyes

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No puedo evitar que se me llenen los ojos de lágrimas…

TE EXTRAÑO MA!!!

Extraño tus ojos verdes llenos de calidez y esperanza que sólo vos podías darme.

Tu sonrisa milagrosa capaz de vencer cualquier tristeza…

Y tu infinita paciencia y fe conmigo…

Te extraño y siempre te voy extrañar. No importa cuánto tiempo pase, siempre lo voy a hacer.

TE QUIERO CON TODO MI CORAZÓN!!!

sábado, 16 de octubre de 2010

La ladrona de libros

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“He odiado las palabras y las he amado; y espero haber estado a su altura”.

Liesel Meminger

“La ladrona de libros” de Markus Zusak.

¿Por qué empecé a escribir?

No sé si lo hago bien o mal, sólo se que se siente bien y que soy feliz al hacerlo.

Durante muchísimos años renegué del deseo porque no me creía lo suficientemente buena, y como digo siempre, las cosas se hacen bien o no se hacen. Así, que perfeccionista al mango, dejé de lado las palabras, después de todo ¿qué era lo que tenía para contar?

Yo no soy Liesel y mi vida no es tan interesante como la suya.

Pero sin embargo, cuando tenía más o menos quince años, en plena adolescencia sentí la necesidad de hacer uso de ella. Yo que me callaba todo –ahora no tanto- necesitaba gritar y patalear de alguna forma y a partir de ahí comencé a inalvar hilvanar palabras, quejas, sentimientos, risas y sobre todo lágrimas que se rehusaban a quedarse en mi interior. Es así, como en un diario viejo que tenía comencé a escribir mis palabras torpes y a llenar los silencios de mi vida.

A pesar de eso, nunca me lo tomé en serio, porque no era lo suficientemente buena.

Ayer a la tarde, demasiado encapotada y friolenta para ser una tarde de octubre, mientras esperaba que alguien se dignara a entrar en el negocio y con un nudo en la garganta me dispuse a terminar de leer “La ladrona de libros”, y fue cuando me topé con esa frase y no sé porqué me remontó a pensar cuando comencé a jugar con las palabras. Para quien tenga la chance de leer este libro, se los recomiendo, nunca había estado tan al borde de las lágrimas con un libro. Será porque yo también conocí a la muerte y no podía dejar de pensar en ello que se me hizo un nudo en la garganta y los ojos me comenzaron a escocer mientras retenía las lágrimas porque no era el momento ni el lugar indicado para hacerlo.

Creo que fue luego de empezar la terapia cuando realmente me lo tomé en serio ¿por qué no hacerlo si tan bien me hacía? ¿por qué no escribir para mí? ¿por qué no compartirlo con el mundo? ¿por qué renunciar antes de comenzar?

Es que ese ha sido siempre mi problema, vuelo tanto, sueño tanto que cuando caigo en la cuenta de la realidad, a veces es más fácil no intentarlo que fracasar. Al menos eso creía.

Y me decidí a no renunciar a las palabras, a tratar cada día de sacarlas de allí, de mi cabeza, de mi imaginación, de mis pensamientos y hacerlas realidad sobre el papel o en la pantalla de mi computadora.

Después de todo… ¿por qué no?