lunes, 7 de febrero de 2011

Harry y yo

HP4 03

Fue casi por accidente que lo conocí, en realidad fue por una amiga suya que nos presentaron.

Un día mientras no sé con que cosa le insistía a Angela, mi profesora de psicología y filosofía, se me quedó viendo fijo y sonriendo, mentalmente se estaba acordando de algún chiste que yo no captaba y me la quede viendo como esperando una respuesta, no a lo que le había preguntado, sino a por qué se me estaba riendo en la cara. Si señores, señoras, jóvenes y señoritas Angela se me estaba riendo en mis narices. Entonces me hace la pregunta del millón, todavía sonriendo:

- ¿Nunca leíste Harry Potter? –y yo con mi mejor cara de WTF?, pensando en algún video juego que sabía que existía de un chico que hacía magia y volaba en una escoba, lo cual era “muy infantil” para mí (o sí, me creía demasiado “grande” y genial como para leerlo).

Así que negué con mi cabeza, no nunca en mis diecisiete años leí Harry Potter –y tampoco creía que iba a hacerlo.

- ¿Por qué? –pregunto curiosa ¿Cuál era el motivo de que se me riera en la cara y que me preguntar si había leído el libro?

- Porque me haces acordar a uno de los personajes del libro… –me dice aún sonriendo- … cuando me lo devuelvan te lo presto, si querés.

Y como no sabía que otra cosa que contestar, dije que sí…

El tiempo pasó y me olvide de la extraña conversación que había tenido con mi profe –una de las profe que mejores recuerdos tengo de la secundaria y quiero.

Pero Angela no se había olvidado de lo que me había prometido y un día en clase me llamó y me puso en mis manos “Harry Potter y la piedra filosofal”.

Ok. Admito que lo iba a leer pura y únicamente por compromiso, porque le había dicho que iba a hacerlo y porque además tenía curiosidad de saber cuál era el personaje al que le hacía acordar.

Así, que la semana pasó, llego el fin de semana y como en ese tiempo tenía el autoestima por los talones y no me daba por salir  por incomodidad más que por otra cosa –hoy salgo cuando tengo ganas, salir a bailar no es lo mío-; me puse a leer.

Sin ganas, hojee las páginas y comencé a leer…

Que puedo decir, el resto es historia. Los personajes y el mundo que J.K. Rowling creo me tocaron el alma; me hicieron conocer un mundo de lectura que hasta ahora no conocía. Siempre leí, porque me encanta pero nunca había llegado a mis manos algo como Harry Potter. Devoré las páginas del libro y en tan sólo dos días lo acabe.

Con Harry Potter, Noelia el bicho raro se transformo en geek, friki, nerd, etc., etc., etc.

El lunes por la mañana llegué a la escuela entusiasmadísima porque no podía esperar a contarle a LeMatt el mundo que había descubierto en las páginas de aquel libro. Básicamente se lo vendí a mi mejor amigo como “el mundo en el que nos encantaría vivir”. ¡¡¡Oh, sí!!! No se dan idea de lo friki que soy.

Mi profe acepto que prestarle el libro a mi amigo y los dos nos convertimos en admiradores del mundo mágico de J. K. Rowling.

¿Y bien? ¿Cuál era el personaje al que le recordaba a mi profe? ¿Adivinen?

Sí, sí. Era Hermione Granger. Mi respuesta a tal comparación fue: “yo no soy tan inteligente, ni tan insoportable”. O por lo menos eso es lo que yo creo.

Angela nos prestó los cuatro libros, que vaya sea de paso, eran de la hija, de la cual nos hicimos amigos.

Así, fue como conocí a Harry, me enamoré más aún de la magia y la ficción. Me fanaticé mal con él. Y esperaba ansiosa la salida de los próximos libros a salir. No sólo me gusto su historia, también admiré la historia de vida de J.K. Rowling y me inspiró a no perder la fe en mis sueños porque quien sabe en algún momento por esas cosas del destino, de la lucha o por la fe los sueños se pueden hacer realidad.

El tiempo paso, deje la secundaria y empezaron a llegar los nuevos libros.

Me pregunté que vería en el espejo de Oesed –creo que se parece mucho a la propia fantasía de Harry-, me cuestioné dónde diablos estaría la cámara secreta, imaginé como sería mi patronus, me encanto el personaje de Sirius Black, me emocioné con la competencia de los tres magos, odie a la autora por lo que hizo con Sirius, detesté a Snape por ser un traidor y con un nudo en la garganta di por finalizado la lectura de esta saga.

Digo que fue con un nudo en la garganta porque en realidad me costó muchísimo terminarlo ¿Por qué? Porque no quería que se acabara. Pero todo tiene su final y este no era la excepción. 

Y aunque suene estúpido, haciendo tripa corazón terminé con la saga que gustarme o no termino; y me llevó los mejores recuerdos de ella.

Así, comenzamos y terminamos Harry y yo….

… aunque como una escuche, sólo nos separan las páginas de un libro…

(Soy muy, pero muy geek y me encanta :P)

miércoles, 2 de febrero de 2011

Winds of changes…

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Crecer y cambiar cuesta… ¡¡¡Y cuánto!!!

Pero… (siempre hay un pero)… ¿Qué pasa cuándo nos estancamos? 

¿Cuándo vemos a nuestro alrededor y nos damos cuenta de que todo cambia y qué nosotros estamos quedando en el camino?

O peor, cuando deberíamos cambiar, aunque nos cueste aceptarlo y renegar con el mundo por ser como carajo queremos ser, llega un momento en que tenemos que hacernos cargo de nuestras vidas, de nuestras decisiones, de nuestro pasado…

Llega una momento en que tenemos que mirarnos retrospectivamente y darnos cuenta de quienes somos hoy, quiénes queremos ser, pero por sobretodo deshacernos de esas cosas de nuestras vidas que ya no nos quedan, esas pequeñas cosas, que como berrinches de niños chiquitos, nos negamos a regañadientes soltarlo, esas cosas del pasado al que nos aferramos, esas actitudes que lejos de representarnos nos enmascara y nos oculta del mundo…

Porque por más que queramos parecer rebeldes y querer luchar contra el mundo, porque somos así y punto, la verdad que lo único que hace es hacer incrementar más y más ese resentimiento que tenemos a cuesta. No sé porque, pero me suena más a resentimiento que otra cosa.

Un resentimiento que se convierte en un obstáculo difícil de aplacar pero no por ello imposible… Un obstáculo que repele a todos los que nos quieren pero que prontamente van perdiendo su paciencia para con nosotros, y no significa que dejen de querernos, significa que nos quieren ver bien, con nuestro potencial al mango; dejando de lado todo aquello que ya no es, que en algún momento fue pero que ya no… Hay que dejar de vivir en el pasado…

Y quiero creer que es sólo un capricho a veces… o que es algo del momento, que tenemos que superarlo, darnos cuenta de que esas actitudes y accionar ya no van más con nosotros, ni con el mundo que nos rodea. 

Ser capaz de ser visionarios de nuestras propias debilidades, ser visionarios para poder ver una oportunidad de cambio…

A veces hay que saber sentir esos vientos de cambios, y aprovechar sus brisa para encaminar nuestras vidas, nuestras existencias y para recrearnos…