Llegó silenciosamente sin llamar.
Nadie la esperaba, aunque en el fondo todos le tememos.
Nos devastó por completo ¿cómo no dolerme? ¿cómo no implorar tu sanación querido tío?
Y pido, a mi manera, nunca se me dieron bien las oraciones y plegarias, pero a mí manera sé que Él me escucha.
Pido por tú sonrisa y tú alegría, porque sos como un padre, el tío jocoso que siempre tenía algo para decirme y por sobretodo una buena persona.
Y es injusto. Y me enojo.
Sólo desearía poder tener mis manos la capacidad de sacarte el dolor, de no verte caer y sufrir.
Quiero, y todo el que te conoce quiere, tenerte por mucho tiempo. No quiero que esa enfermedad maldita, el cáncer, empañen y envenen tus días. Porque no te lo mereces, tú familia no lo merece y tampoco la gente que te quiere.
Te quiero y quiero lo mejor, te quiero ver bien tío, sano y fuerte para que vuelvas a ser a toda hora vos: alegre, fuerte, bruto y lindo.
Te quiero bien y luchando, para seguir creando recuerdos e infinitas risas.
Rezo, imploro y quiero que estés bien.
lunes, 18 de mayo de 2015
La palabra con "C"
Suscribirse a:
Entradas (Atom)