sábado, 14 de diciembre de 2013

Una serie de eventos no tan desafortunados...


Respiro profundo y trato que el año no se me escape de las manos, como si eso fuera posible.
¿Dónde diablos se fue el tiempo?
Este año se paso tan rápido... llegó y se está yendo como una vorágine. 
Con muchos altibajos, algunas ausencias pero muchas satisfacciones.

Me anime un poco más a ser yo misma y a estar un poco más cómoda en mi propia piel... una piel que ahora está entintada y espera agregar un poco más.

Empezando una carrera que espero me traiga muchas satisfacciones, porque ser docente es mucho más que transmitir conocimientos... es tocar corazones... y si lo consigo aunque sea en una personita eso me basta.
Afrontando con la realidad de mis tiempos una carrera que me encanta y me desafía constantemente porque la facultad está resultando ser un nuevo campo académico totalmente distinto a lo que estaba acostumbrada pero que esta semana, después de luchar todo el año con mis éxitos y fracasos con mucha dicha dí en el clavo después de tanto sacrificio, haber sacada no sólo la materia, sino que mis profesores me hayan felicitado y apoyado por mi rendimiento. A veces una victoria y una palmada en la espalda es todo lo que necesitamos para poder volver a encarrilarnos en lo que nos apasiona... y voy por más, no importa el tiempo que me lleve.

Tener que haber despedido de rompe y raje a mi mejor amiga que se iba, sin previo aviso, a vivir al sur a miles de distancia... y me pego fuerte y me arrancó varias lágrimas, porque a pesar de estar feliz por ella sabía que la iba a extrañar a horrores. Pero nuestra amistad es de ese tipo de a pesar las idas y vueltas, las peleas apasionadas y las locuras de cada una; va a vivir para siempre y cuando me siento sola o cuando se me cruce por la cabeza "esto se lo tengo que contar a Candy" está a una llamada o una videoconferencia de distancia y nos enchufamos en una conversación sin fin que elimina las distancias. Porque es de esas amistades que ni el tiempo, ni la distancia puede acabar.
En el plano amoroso... las cosas no han cambiado demasiado... pero sigo ahí abierta a las posibilidades aunque una parte de mi mente me diga que las historias de amor sólo pertenezcan a los libros y películas... a veces hay que acallar esas voces y dar rienda a la locura.

Así que este año tengo mucho por que brindar: por el trabajo, por los cariños incondicionales, por los amigos de siempre y por los nuevos, por mi familia, por mis éxitos y también por mis fracasos... y pido y añoro que este año nuevo traiga nuevas aventuras, nuevas historias y muchos viajes.