domingo, 17 de junio de 2012
Ghost
Quizás me contradiga con cosas que he escrito pero hoy quizás por ser particularmente el día del padre... o tal vez o porque para mí estamos en el nefasto mes de junio que me arrancó a tres de las personas que más quería en este mundo
No me siento particularmente triste... es solo esa sensación áspera en el aire de algo que falta...
Falta de detalles, no de olvido.
Es como si sus presencias se hubieran convertido en fantasmas, puedo sentirlos pero no puedo verlos. Quizás ese sea el velo entre la vida y la muerte.
Extraño eso, los pequeños detalles eso que los hacía distinguirse de los demás pero el tiempo está dejando huellas apenas perceptibles: el rechinar de los dientes de mi papá que me hacían erizar los vellos de los brazos, casi puedo imaginar sus amarillentos dientes apretados. Y la sonrisa de mi mamá, cada vez que veo como se marcan es media luna a sendos lados de mis comisuras de la boca puedo visualizar la de ella, no sé porque creo que nuestras sonrisas se asemejan algo, y eso me provoca sonreír lo más posible que pueda, y siempre pero siempre termina su mirada verdecina flotando en mi mente. Y mi abuelo... sus enormes manos entrelazadas detrás de su espalda cada vez que emprendía su caminata y la pulcera de cobre que usaba porque le quitaba todos los dolores.
Pequeñas migajas que me conducen a ellos... tal vez ya no recuerde como sonaban sus voces pero... aún están ahí grabados para siempre, presentes aunque no pueda verlos.
Si hoy pudiera tenerlos frente a mí, les diría cuanto los quiero y extraño, y que fueron la mejor familia que pudiera haber tenido, con sus defectos y virtudes... y con esas pequeñas cosas que jamás me van a hacer olvidar de ellos...
martes, 12 de junio de 2012
Ítaca
Y sigo con lo griegos, más leo, más descubro y más pienso...
Ver la cosas de modo diverso y sin embargo, no perder de vista eso que quiero...
"Ítaca"
(1863-1933)
Si vas a emprender el viaje hacia Ítaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
A Lestrigones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Lestrigones y a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosos y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañara Ítaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas.
miércoles, 6 de junio de 2012
La muerte es el olvido
No es secreto
que comencé a estudiar literatura y a pesar de la locura que parece convertirse
día a día, no paro de disfrutar todo lo que estoy aprendiendo.
Amo los libros,
desde que aprendí a leer, sentí la fascinación de leer todo lo que se ponía en
mis manos y eso no era demasiado en una familia en la que soy la única que leo.
Pero a eso no
viene este post. Este post está dedicado a lo que me provocan las clases de
Literatura europea, en especial, las prácticas de Grecolatina en donde
analizamos las primeras obras literarias del mundo occidental; y tengo la
suerte de tener una profesora que te inspira minuto a minuto a querer saber más
y más sobre ese fantástico mundo.
Y cada clase,
salgo con la sensación de haber develado la vida. De cosas que resultan tan
obvias oírlas que uno se pregunta por qué antes se nos había ocurrido.
En fin, los
griegos hacen que mi mundo se ponga patas para arriba y me cuestione mis
accionar.
Para los
griegos, los habitantes de las polis que estaba rodeada de la sabiduría de los
hombres y la intervención divina en cada aspecto de la vida, la muerte era el
olvido, uno está muerto en el instante en que nadie ya nos recuerda.
Y eso me hizo
pensar… me hizo sentir… y cuestionarme cosas que hace ocho años vengo evitando,
porque no quiero revivir el dolor y sin embargo, siento que se los debo, que
necesito plantarme ante las sólidas y frías piedra y hacerles saber que ni por
un segundo me olvido de ellos… que los amo y a veces los querría físicamente a
mi lado, pero aún así nunca, ni por un instante mientras mi existencia perdura,
hasta que las moiras corten el hilo de mi destino, habrán muerto.
La muerte es
olvido, mientras viva eso no será posible...
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